martes, 21 de febrero de 2017

Comentario de Nerea Martínez. Capítulo VII



Comentario fragmento de Misericordia Capítulo VII

Administradora y dueña del caudal activo y pasivo, Francisca no tardó en demostrar su ineptitud para el manejo de aquellas enredosas materias, y a su lado surgieron, como los gusanos en cuerpo corrupto, infinitas personas que se la comían por dentro y por fuera, devorándola sin compasión. En esta época desastrosa, entró a su servicio Benigna, que si desde el primer día se acreditó de cocinera excelente, a las pocas semanas hubo de revelarse como la más intrépida sisona de Madrid. Qué tal sería la moza en este terreno, que la misma doña Francisca, de una miopía radical para la inspección de sus intereses, pudo apreciar la rapacidad minuciosa de la sirviente, y aun se determinó a corregirla. En justicia, debo decir que Benigna (entre los suyos llamada Benina, y Nina simplemente por la señora) tenía cualidades muy buenas que, en cierto modo, compensaban, en los desequilibrios de su carácter, aquel defecto grave de la sisa. Era muy limpia, de una actividad pasmosa, que producía el milagro de agrandar las horas y los días. Además de esto, Doña Francisca estimaba en ella el amor intenso a los niños de la casa; amor sincero y, si se quiere, positivo, que se revelaba en la vigilancia constante, en los exquisitos cuidados con que sanos o enfermos les atendía. Pero las cualidades no fueron bastante eficaces para impedir que el defecto promoviera cuestiones agrias entre ama y sirviente, y en una de estas, Benina fue despedida. Los niños la echaron muy de menos, y lloraban por su Nina graciosa y soboncita.
A los tres meses se presentó de visita en la casa. No podía olvidar a la señora ni a los nenes. Estos eran su amor, y la casa, todo lo material de ella, la encariñaba y atraía. Paquita Juárez también tenía especial gusto en charlar con ella, pues algo (no sabían qué) existía entre las dos que secretamente las enlazaba, algo de común en la extraordinaria diversidad de sus caracteres. Menudearon las visitas. ¡Ay! la Benina no se encontraba a gusto en la casa donde a la sazón servía. En fin, que ya la tenemos otra vez en la domesticidad de Doña Francisca; y tan contenta ella, y satisfecha la señora, y los pequeñuelos locos de alegría. Sobrevino en aquel tiempo un aumento de las dificultades y ahogos de la familia en el orden administrativo: las deudas roían con diente voraz el patrimonio de la casa; se perdían fincas valiosas, pasando sin saber cómo, por artes de usura infame, a las manos de los prestamistas. Como carga preciosa que se arroja de la embarcación al mar en los apuros del naufragio, salían de la casa los mejores muebles, cuadros, alfombras riquísimas: las alhajas habían salido ya... Pero por más que se aligeraba el buque, la familia continuaba en peligro de zozobra y de sumergirse en los negros abismos sociales.
Para mayor desdicha, en aquel funesto periodo del 70 al 80, los dos niños padecieron gravísimas enfermedades: tifoidea el uno; eclampsia y epilepsia la otra. Benina les asistió con tal esmero y solicitud tan amorosa, que se pudo creer que les arrancaba de las uñas de la muerte. Ellos le pagaban, es verdad, estos cuidados con un afecto ardiente. Por amor de Benina, más que por el de su madre, se prestaban a tomar las medicinas, a callar y estarse quietecitos, a sudar sin ganas, y a no comer antes de tiempo: todo lo cual no impidió que entre ama y criada surgiesen cuestiones y desavenencias, que trajeron una segunda despedida. En un arrebato de ira o de amor propio, Benina salió disparada, jurando y perjurando que no volvería a poner los pies en aquella casa, y que al partir sacudía sus zapatos para no llevarse pegado en ellos el polvo de las esteras... pues lo que es alfombras, ya no las había.

 
1-LOCALIZACIÓN
 Este fragmento pertenece a una obra narrativa, concretamente a ´´Misericordia´´, obra de Benito Pérez Galdós que se enmarca en el realismo.


2- RESUMEN
 En este capítulo el narrador presenta a doña Francisca que es un personaje fundamental en esta novela y anota sus rasgos sociales y de personalidad más relevantes.
Este fragmento es un ejemplo de cómo entreteje Galdós la historia y la ficción. Los hechos literarios se van compaginando con los avatares históricos. Queda así estrictamente delimitado el carácter histórico y realista de la narración. Anota e interpreta esas correlaciones entre fechas de la historia española y sucesos que acaecen a los personajes de la novela.
En este fragmento, doña Francisca contrata a Benigna pensando que es una excelente cocinera pero conforme va pasando el tiempo, descube que todo lo que le ha contado es mentira. Por este motivo, la despide. A los tres meses, como Benigna echa de menos a doña Francisca y a los niños, va a visitarlos. Los niños están pasando por una situación económica precaria y le proponen a Benigna que se quede a ayudar ya que están enfermos. En esta época, ellos le pagan con afecto, cariño; pero un día en un arrebato de ira o de amor propio, Benigna se marcha de la casa jurando que no volverá. A pesar de lo que dijo, Benigna volvió con lágrimas en el rostro.


 3- FORMA
 Es un texto narrativo. El narrador está en tercera persona y es omnisciente ya que cuenta la historia de forma que él ya sabe lo que sucede después de cada hecho.
 Todo sucede en la casa de doña Francisca o en los alrededores.
 El tiempo es lineal ya que los hechos suceden con un orden cronológico.
 Los personajes que aparecen son Doña Francisca, Benigna y los niños.
 

Elaborado por Nerea Martínez Martínez 4º ESO A

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