Comentario
fragmento de Misericordia Capítulo VII
Administradora
y dueña del caudal activo y pasivo, Francisca no tardó en demostrar su ineptitud
para el manejo de aquellas enredosas materias, y a su lado surgieron, como los
gusanos en cuerpo corrupto, infinitas personas que se la comían por dentro y
por fuera, devorándola sin compasión. En esta época desastrosa, entró a su
servicio Benigna, que si desde el primer día se acreditó de cocinera excelente,
a las pocas semanas hubo de revelarse como la más intrépida sisona de Madrid.
Qué tal sería la moza en este terreno, que la misma doña Francisca, de una
miopía radical para la inspección de sus intereses, pudo apreciar la rapacidad
minuciosa de la sirviente, y aun se determinó a corregirla. En justicia, debo
decir que Benigna (entre los suyos llamada Benina, y Nina simplemente por la
señora) tenía cualidades muy buenas que, en cierto modo, compensaban, en los
desequilibrios de su carácter, aquel defecto grave de la sisa. Era muy limpia,
de una actividad pasmosa, que producía el milagro de agrandar las horas y los
días. Además de esto, Doña Francisca estimaba en ella el amor intenso a los
niños de la casa; amor sincero y, si se quiere, positivo, que se revelaba en la
vigilancia constante, en los exquisitos cuidados con que sanos o enfermos les
atendía. Pero las cualidades no fueron bastante eficaces para impedir que el
defecto promoviera cuestiones agrias entre ama y sirviente, y en una de estas,
Benina fue despedida. Los niños la echaron muy de menos, y lloraban por su Nina
graciosa y soboncita.
A los tres
meses se presentó de visita en la casa. No podía olvidar a la señora ni a los
nenes. Estos eran su amor, y la casa, todo lo material de ella, la encariñaba y
atraía. Paquita Juárez también tenía especial gusto en charlar con ella, pues
algo (no sabían qué) existía entre las dos que secretamente las enlazaba, algo
de común en la extraordinaria diversidad de sus caracteres. Menudearon las
visitas. ¡Ay! la Benina no se encontraba a gusto en la casa donde a la sazón
servía. En fin, que ya la tenemos otra vez en la domesticidad de Doña
Francisca; y tan contenta ella, y satisfecha la señora, y los pequeñuelos locos
de alegría. Sobrevino en aquel tiempo un aumento de las dificultades y ahogos
de la familia en el orden administrativo: las deudas roían con diente voraz el
patrimonio de la casa; se perdían fincas valiosas, pasando sin saber cómo, por
artes de usura infame, a las manos de los prestamistas. Como carga preciosa que
se arroja de la embarcación al mar en los apuros del naufragio, salían de la
casa los mejores muebles, cuadros, alfombras riquísimas: las alhajas habían
salido ya... Pero por más que se aligeraba el buque, la familia continuaba en
peligro de zozobra y de sumergirse en los negros abismos sociales.
Para mayor
desdicha, en aquel funesto periodo del 70 al 80, los dos niños padecieron
gravísimas enfermedades: tifoidea el uno; eclampsia y epilepsia la otra. Benina
les asistió con tal esmero y solicitud tan amorosa, que se pudo creer que les
arrancaba de las uñas de la muerte. Ellos le pagaban, es verdad, estos cuidados
con un afecto ardiente. Por amor de Benina, más que por el de su madre, se
prestaban a tomar las medicinas, a callar y estarse quietecitos, a sudar sin
ganas, y a no comer antes de tiempo: todo lo cual no impidió que entre ama y
criada surgiesen cuestiones y desavenencias, que trajeron una segunda
despedida. En un arrebato de ira o de amor propio, Benina salió disparada,
jurando y perjurando que no volvería a poner los pies en aquella casa, y que al
partir sacudía sus zapatos para no llevarse pegado en ellos el polvo de las
esteras... pues lo que es alfombras, ya no las había.
1-LOCALIZACIÓN
Este fragmento
pertenece a una obra narrativa, concretamente a ´´Misericordia´´, obra de
Benito Pérez Galdós que se enmarca en el realismo.
2- RESUMEN
En este
capítulo el narrador presenta a doña Francisca que es un personaje fundamental
en esta novela y anota sus rasgos sociales y de personalidad más relevantes.
Este fragmento
es un ejemplo de cómo entreteje Galdós la historia y la ficción. Los hechos
literarios se van compaginando con los avatares históricos. Queda así
estrictamente delimitado el carácter histórico y realista de la narración.
Anota e interpreta esas correlaciones entre fechas de la historia española y
sucesos que acaecen a los personajes de la novela.
En este
fragmento, doña Francisca contrata a Benigna pensando que es una excelente
cocinera pero conforme va pasando el tiempo, descube que todo lo que le ha
contado es mentira. Por este motivo, la despide. A los tres meses, como Benigna
echa de menos a doña Francisca y a los niños, va a visitarlos. Los niños están
pasando por una situación económica precaria y le proponen a Benigna que se
quede a ayudar ya que están enfermos. En esta época, ellos le pagan con afecto,
cariño; pero un día en un arrebato de ira o de amor propio, Benigna se marcha
de la casa jurando que no volverá. A pesar de lo que dijo, Benigna volvió con
lágrimas en el rostro.
3- FORMA
Es un texto narrativo. El narrador está en
tercera persona y es omnisciente ya que cuenta la historia de forma que él ya
sabe lo que sucede después de cada hecho.
Todo sucede en
la casa de doña Francisca o en los alrededores.
El tiempo es
lineal ya que los hechos suceden con un orden cronológico.
Los personajes
que aparecen son Doña Francisca, Benigna y los niños.
Elaborado por
Nerea Martínez Martínez 4º ESO A
No hay comentarios:
Publicar un comentario