lunes, 6 de marzo de 2017

Benina, un ángel en la Tierra

           Benigna es la protagonista de la obra “Misericordia” de Benito Pérez Galdós, mediante la cual, el autor trata de evocar al lector una de las virtudes máximas del justo que más nos acerca a Dios, atribuida a este personaje en torno a la que gira esta historia.
Galdós, que a su vez es el narrador del relato, describe al personaje como una “señora” pura, bendita, como si fuese la encarnación de un ángel en la tierra que siembra el bien en ésta. Se trata de una mujer con “cierta gracia interesante que, manoseada ya por la vejez (es decir, no muy joven), era una gracia borrosa y apenas perceptible”. Posee un rostro moreno con “expresión sentimental” no exageradamente arrugado que permite al autor compararla a lo largo de la novela en diversas ocasiones con Santa Rita de Casiana. No solo por su expresión, sino también por su carácter y forma de ser, como indican algunas metáforas que realizan diversos personajes sobre Benigna en el relato tales como “es usted un ángel” entre otras.

Benina (conocida así coloquialmente por sus conocidos) vive con su inseparable compañera, o al menos hasta el final de la historia, la señora Francisca o Dña. Paca, a quien se refiere como mi señora.
En el transcurso de la historia se aprecia claramente el contraste entre las personalidades y el carácter de ambos personajes: frente a la bondadosa y cálida personalidad de Benina está la cruel, fría y negativa perspectiva de su señora, quien en más de una ocasión o más bien casi siempre, proporciona a la protagonista disgustos y enojos que siempre acaba perdonando o disipando de algún modo. Doña Paca, madre de Obdulia y suegra de Juliana, por quien es mangoneada, es una persona soñadora, cegada por sus ambiciones y pensamientos de tal forma que no ve el mundo con claridad. Culpa al Señor de todas sus desdichas, y todos sus berrinches son descargados sobre Nina (a la cual se refiere de manera cariñosa). Sin embargo, ésta última representa “el principio de la realidad” mediante el cual, intenta aportar luz a los obtusos pensamientos de Francisca para que ésta salga de sus fantasías propias de una clase media venida a menos[1].
No obstante, debido a la  cadencia de efectivo de la señora, ésta fue decayendo en la escala social a lo largo de la novela, de ahí el por qué de los actos de Benina: ésta se vio obligada a recurrir a la mendicidad para poder proveer a su señora de medicamentos, comida y todo lo que ésta precisase, pasando épocas de angustia y desesperación al no poder conseguir el dinero suficiente para conseguirlos. Pese a todo, gracias a su fuerte carácter y a su resistencia frente a las adversidades, consigue salir adelante fortaleciéndose aún más, aunque esto suponga la pérdida de su dignidad/decoro. Sin embargo, su señora no tuvo idea de que ésta consiguiese el dinero de tal indignante manera, ya que Benina le había explicado que conseguía dicho efectivo gracias a que trabajaba en casa del clérigo Romualdo, personaje ficticio que inventó para no desvelar su descenso a la mendicidad.

Tras todas las descripciones positivas que enaltecen a la protagonista por parte del narrador, se descubren ciertos defectos de Benina a través de otros personajes de la novela en el transcurso de ésta, como la fama que se le atribuye de sisadora[2] entre los más destacados. Únicamente se conocen mediante la intervención de otras personas en los diálogos que mantienen con Benigna, ya que debido a la admiración/cariño que siente Galdós por este ser angelical, no indica nada en su contra en la historia.
Aunque se conozca con detalle la vida de Nina, la cual transcurre a lo largo de Misericordia, no se conoce nada sobre el pasado de ésta a diferencia de otros personajes, por lo que el autor (en la introducción) indica que se trata de un personaje con “más figura que historia”. En el transcurso del relato se van conociendo ciertos rumores sobre ésta, tales como la supuesta aventura que mantuvo con un general a los treinta y pocos, que tuvo como resultado la maternidad de Benina. Ésta al parecer dejó al supuesto bebé en manos de la iglesia. Aunque ninguna de estas habladurías estuviera confirmadas, son la única pista que tenemos sobre su pasado. Éste detalle confirma una vez más la relación que mantiene Benina con Santa Rita de Casiana: el pasado de ambas es confuso y desconocido.
Pese a que su señora, con la que había pasado y superado tantas penurias, la echase de casa al final de la novela, Benina sigue manteniéndose fuerte, e incluso se siente libre tras ésto, que le ayudó en cierto modo para abandonar su dependencia en sus amos y experimentar así una vida más autónoma.

Nina es la clara representación de la misericordia, ya que como indican en ciertas ocasiones en la novela, parece proceder de otro mundo, y que está en éste para influir en la vida de los demás mejorándola, olvidando la perspectiva material y superficial que tienen sobre éste,  pensando no solo en ellos mismos.



















Realizado por Paula González Martínez 4º ESO A


[1]  Estas fantasías fueron empleadas previamente por Galdós para otros personajes de distintos relatos.
[2] Sisadora: persona que roba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario